Monica Dixon y la constatación metafísica de la soledad

La obra de Monica Dixon abrió la sección ‘Cultures’ del número 46 de ATLÁNTICA XXII.


Chester, de 2015, fue la contribución de la pintora Monica Dixon al número 46 de ATLÁNTICA XXII, publicado en septiembre del año pasado, en el que abrió la sección ‘Cultures’.

Nacida en Nueva Jersey en 1971, y licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Rutgers, es norteamericana de nacimiento y educación por parte de padre, pero asturiana por parte de madre, vive en Oviedo y en Asturias ha desarrollado la mayor parte de su carrera artística, desde que realizara su primera exposición individual en la Casa de Cultura de Salas en 1994, al tiempo que exponía en algunas colectivas en Filadelfia.


Su obra se divide en dos series mayores: por un lado, los interiores, en los que refleja los umbrales, las puertas, los pasillos, los huecos de escalera, las habitaciones vacías con un ventanal al fondo, tomado como foco de luz que lo inunda todo pero con una sensación fría, despojada, entre paredes blancas que ya no parecen querer dar cobijo a nadie. Dixon muestra especial preocupación por los efectos luminosos, esa luz frontal que molesta a los ojos o ese rayo solar que penetra de soslayo y rebota en el tabique, las contraventanas entreabiertas o los aparadores en medio del pasillo.


Por otro, los paisajes, como el que aquí se reproduce, en el que la mirada se dirige al exterior, con una incidencia en el vacío que recuerda inevitablemente a la poética hopperiana y a su constatación metafísica de la soledad. Como bien señaló el periodista Juan Carlos Gea en la introducción a una de sus exposiciones, sus solitarias arquitecturas, que “aparecen aplastadas bajo una atmósfera luminosa, sin mácula de nube, en los hopperianos paisajes de la Norteamérica rural, parecen resaltar lo que las construcciones humanas tienen de precario bajo la perdurable majestad del espacio y el cielo”.


Mónica Dixon Gutiérrez de Terán tiene ya una más que consolidada carrera, con exposiciones individuales en lugares como Singapur y premios como el de la Diputación de Ciudad Real en el Certamen Internacional de Artes Plásticas de Valdepeñas o el XXI Premio Nacional de Pintura ‘Ciutat d’Algemesí’ (Valencia), conseguidos ambos en 2016. También el año pasado participó en la exposición de apoyo a ATLÁNTICA XXII celebrada en el Manglar de Oviedo.

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