Una verdad universal: una entrevista a Mónica Dixon.

‘Una verdad universal’, la primera exposición individual de Mónica Dixon en Asia. Debuta en la prestigiosa Art Central Hong Kong del 13 al 16 de marzo de 2015. Reconocida como la primera ‘feria satélite mundial’ de Art Bassel Hong Kong, se espera sea una de las mayores atracciones de la semana del arte en Hong Kong. La exposición tendrá lugar en una carpa en el puerto central y se confía en que será una de las más reconocidas ferias de Asia.

En ‘Una verdad universal’, Barnadas Huang confía en la reputación estelar de Art Central Hong Kong para introducir la obra de Mónica Dixon entre los mayores coleccionistas que asistirán a la feria.

Nacida en 1971 en Nueva Jersey, USA. Dixon se licenció en Bellas Artes por la Universidad de Rutgers en 1997. Establecida ahora en Asturias (España), sus cuadros han sido descritos en ‘El Mundo’, uno de los periódicos de mayor tirada en España, como “oscilantes, entre cielos evanescentes y sombras desestabilizadoras, con una gran luminosidad”. Y en ‘La Nueva España’, “meticulosa y con una concentración casi franciscana”. Sus lienzos de casas solitarias en paisajes anónimos están pintados con laborioso detalle. Las misteriosas casas de Dixon descansan plácidamente en grandes llanuras o al borde de autopistas interestatales. Como contrapunto sus interiores representan escaleras y pasillos solitarios desprovistos del detalle y contexto que diferencian una casa de un hogar.

En esta entrevista a Mónica,  nos sentamos con ella a charlar sobre su pasado, presente y futuro en la siempre cambiante industria del arte.

¿Cuándo has comenzado a pintar y que te ha llevado a pintar tus exteriores e interiores?
Cuando tenía 13 años me apuntaron a mi primera clase particular de pintura, en una pequeña academia en la ciudad en que vivía. Como en la vida, hay diferentes etapas en la pintura, y he pasado por muchas de ellas. Como la mayoría de los artistas, comencé por pintar naturalezas , para con el fin de entender y estudiar la luz al natural, incluyendo la figura humana. Pero no solo estaba interesada en representar lo que podía ver con mis propios ojos. Al cabo de los años me empezó a interesar más el minimalismo y los espacios vacios: tan solo arquitectura y luz; así la pureza se mantiene en contraste con la oscuridad. Me gusta la sensación de la brillante luz que viene del exterior y sus efectos en el interior. Es así como empecé a pintar mis interiores.
En cuanto a los paisajes metafísicos –con una casa perdida en mitad de ningún sitio- es un tema en el que he trabajado en los últimos años como una necesidad de reencuentro conmigo misma. Pintando esos paisajes siento que vuelvo a mis raíces, identificando y recreando físicamente lugares que sólo existen en mi imaginación. Puede que sean una manifestación por la añoranza de la tierra que me ha visto nacer.

¿Cuál es el proceso que sigues al empezar un cuadro?
Normalmente suelo comenzar con bocetos de una imagen que visualizo. Cuando trabajo con mis paisajes, empiezo con una idea en general la cual no sé exactamente cómo terminará. En cierto sentido, la obra se va construyendo a medida que voy llenando el lienzo de color. Cuando estoy creando, me dejo llevar, introduciendo parte de mi y de mi vida en el cuadro medida que trabajo.
Para mis interiores, a veces saco fotografías de lugares que me seducen y continúo desde ahí. Otras veces, me imagino la escena en mi cabeza, clarificando mis ideas, por medio de bocetos y estudiando la posición de la luz y como afecta al interior. Es todo un reto y es algo con lo disfruto.

¿Qué dirías que ha sido tu mayor influencia como pintora?
Cuando era niña, solía ver a mi madre pintar acuarelas. Lo hacía de vez en cuando, pero dejó un impacto en mí. Su padre (mi abuelo al cual no he llegado a conocer) pintaba también, aunque no de manera profesional. Muchos de sus cuadros colgaban de nuestras paredes, así que creo que ambos han influenciado en mi interés en el arte de una manera ineludible.

Has sido muy bien recibida en Asia. ¿Por qué piensas que se identifican tanto contigo y con tus pinturas?
Intento no pensar demasiado en ello y no te puedo decir por qué, pero es cierto. Quizás  la gente alrededor del mundo se identifique con mis pinturas porque el lenguaje que utilizo es universal. A lo mejor despierta sentimientos compartidos en la gente, sentimientos que todos tenemos y comprendemos en el fondo de nuestra alma como simples seres humanos.
¿Dónde te ves en los próximos diez años profesional y personalmente?
Estoy entusiasmada con mi primera exposición individual en Asia. Exhibiendo mi obra simultáneamente en ‘Art Central Hong Kong’ y Singapur (¡no demasiados artistas reciben oportunidades con esta en sus vidas!). Así todo, una cosa en la que intento no pensar demasiado es en el futuro,  diez años me parecen muy lejanos; prefiero ir día  a día. El mundo del arte es muy caprichoso; es inconstante y cambiante, así que quizá no sea muy astuto pensar a tanta distancia en el futuro.

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